Sostenibilidad, factor clave para un sistema financiero inclusivo y socialmente responsable

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Sostenibilidad, factor clave para un sistema financiero inclusivo y socialmente responsable

El sector financiero ha sido evaluado tradicionalmente según el cumplimiento de indicadores financieros orientados hacia la generación de un margen de rendimiento que permita su crecimiento y permanencia en el tiempo. Sin embargo, en la actualidad, esta tarea se complementa con un concepto más amplio, denominado sostenibilidad, entendiéndose al mismo como un nuevo modelo de negocio que tiene como fin comprometer a la entidad financiera y sus actividades con el impacto social, ambiental y económico, en busca de la consolidación de un sector financiero responsable con el planeta, inclusivo con las personas y transparente en su gestión.

Las instituciones financieras se convierten en un actor fundamental para promover el desarrollo sostenible de los sectores productivos del país, al ser los canalizadores de recursos para el financiamiento y el crecimiento de las actividades productivas y de la economía en su conjunto. Para ello, es fundamental que las entidades financieras empiecen comprendiendo a la sostenibilidad e integrando este concepto en la estrategia corporativa de la institución; lo que implica el compromiso de la alta dirección, así como la capacitación permanente a diferentes niveles organizacionales, para incluir a la sostenibilidad en la toma de decisiones y en los productos y servicios que se ofrecen a socios y clientes.

Desde el lado del compromiso ambiental, las entidades financieras, más allá de su deber de promover un proceso interno eficiente con los recursos, son actores claves en la generación de productos y servicios dirigidos hacia sectores cuyas actividades sean respetuosas con el medio ambiente y no generen impactos negativos en el mismo. Este financiamiento, no solo minimiza los riesgos a los que están expuestos las entidades financieras, como aquellos legales, reputacionales y crediticios, sino que, a su vez, reduce los costos asociados al crédito, apertura nuevas fuentes de ingresos y fondeo, mejora la imagen de la institución, genera afinidad con la comunidad pero, sobre todo, condiciona y motiva a los diferentes sectores productivos a la adopción e implementación de prácticas positivas que no solo sean amigables con el medio ambiente, sino que apoyen a reducir los impactos que se generan en el mismo.

Desde el ámbito social, las principales tendencias del sector financiero apuntalan a la orientación hacia el usuario financiero y al desarrollo de principios de protección al cliente, obtención de calificaciones sociales, alianzas estratégicas para la contribución al desarrollo del entorno y el fortalecimiento de la inclusión financiera de diferentes grupos de la población.

Sin duda, la agenda 2030 y la integración de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas en las estrategias institucionales y en el desarrollo productos y servicios, será una de las principales acciones transversales para generar un impacto positivo en la organización y en la sociedad, pues agrupan varias de estas iniciativas.

La interrelación con las entidades de gobierno, entidades no gubernamentales, cooperantes, fondeadores y otros actores, a través del intercambio de conocimientos, recursos y metodologías, con el fin de desarrollar hojas de trabajo conjuntas para apoyar a la reducción de los impactos ambientales, promover la inclusión financiera y con ello el desarrollo económico y social, se ha convertido en un factor clave y prioritario dentro del sector financiero; el cual, debe orientar sus esfuerzos hacia los actuales y potenciales socios y clientes, buscando entender sus necesidades e identificar hábitos y requerimientos, con el fin de llegar a un mayor número de población, no solo con los productos tradicionales, sino con productos y servicios específicos que cumplan sus expectativas, mejoren su bienestar financiero y apoyen a su desarrollo económico y social.

Finalmente, la divulgación de información constituye también un pilar esencial en la gestión dentro del proceso de transición hacia una economía sostenible que combine la rentabilidad a largo plazo con la inclusión social y la protección del medioambiente, y se configura como una herramienta esencial para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas, generando un impacto reputacional positivo para las instituciones financieras. Este proceso implica la recopilación de datos financieros y no financieros, así como la evaluación comparativa de los mismos, con métricas rigurosas que generen confianza a los diferentes grupos de interés.

Sin duda, la sostenibilidad es un concepto que nos compete a todos, desde los ciudadanos, empresas y gobiernos; y, el sector financiero no se queda atrás, más aún, considerando que es el motor que mueve la economía en los países y el mundo. Por ello, es fundamental generar conciencia de la necesidad, no solo de crear valor económico en el medio y largo plazo, sino de buscar la generación de valor ambiental y social, que permita un crecimiento ordenado, pensando en un futuro mejor y más sostenible para todos.

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