¿Cómo llegó a formar parte de Aprocane y cómo esto le benefició en su vida personal y laboral?
Mi entrada a Aprocane fue única y significativa. El nacimiento de la organización respondió a la urgente necesidad de pequeños productores de cacao de encontrar un mercado que les proporcionara precios justos y condiciones equitativas. Al inicio, me propusieron ser presidenta de la comunidad, pero dudaba de mi capacidad para liderar, especialmente en un entorno dominado por hombres. Sin embargo, acepté el reto, a pesar de que, como mujer afro y campesina, mi experiencia en el campo era limitada.
Al inicio, me propusieron ser presidenta, un rol sin paga que en realidad no tenía mayor autoridad. Sin embargo, luché contra esa percepción para demostrar que las mujeres también podíamos liderar y aportar al proyecto. En un equipo mayoritariamente masculino, enfrenté retos de machismo, pero también encontré respeto y protección. Trabajamos en equidad de género, empoderando a las mujeres para participar activamente. Logramos superar desafíos iniciales y demostrar que las esmeraldeñas podíamos destacar en la exportación de cacao de calidad.
Empezamos con un comité de gestión, donde se nos brindó la oportunidad de participar y contribuir a la organización de 32 agricultores. Al principio, había retos, pero trabajamos duro para ganar la confianza de los agricultores y aprender sobre el cultivo del cacao. En 2010, presentamos una propuesta a una ONG para recuperar la tradición del cacao en nuestra comunidad. Recibimos un pequeño capital semilla y asistencia técnica. Evitamos acudir a bancos al principio y nos enfocamos en la comercialización. A través de contactos y negociaciones, establecimos colaboraciones con compradores, destacando la calidad de nuestro cacao.
¿Cómo crees que este proceso ha impactado a las mujeres en términos de independencia financiera y manejo de sus propios recursos?
En el tema de equidad de género trabajamos mucho porque antes las mujeres ni siquiera solíamos participar en las reuniones, no sabíamos cómo intervenir, presentarnos, hacernos escuchar. A pesar de todo, las mujeres fuimos fundamentales en este proceso. A través de la participación de mujeres en roles como acopiadoras y promotoras, logramos empoderarlas económicamente. Ellas manejaban sus propios negocios, y la organización les proporcionó las herramientas necesarias, como bodegas equipadas con balanzas y calculadoras. Este modelo permitió a las mujeres gestionar sus propios recursos y obtener ganancias.
Formalizamos nuestros procesos a través de capacitaciones y la implementación de buenas prácticas contables. Recibimos capacitación y visitas técnicas para garantizar transparencia en nuestra contabilidad. Hemos manejado nuestros recursos de manera transparente, y estas prácticas nos han permitido establecer relaciones formales para acceder a préstamos y beneficios de instituciones financieras.
¿Cómo las capacitaciones sobre el manejo de créditos y recursos impactaron tanto en la administración de la organización como en las finanzas personales de las mujeres?
Participamos en un proceso coordinado por la Fundación Codespa, donde nos capacitaron en el manejo de nuestro dinero y de los créditos. Estas capacitaciones fueron importantes tanto para la administración de Aprocane, como para las finanzas personales de quienes la conformamos. Aprendimos a ser responsables y eficientes en el manejo de los recursos. Anteriormente, no teníamos un historial crediticio, pero con estas capacitaciones, logramos obtener préstamos y proyectos con diferentes cooperativas.
Actualmente, las personas de Aprocane tienen cuentas de ahorro o son clientes de diferentes instituciones financieras. Esta inclusión ha sido un proceso que inició en el 2000, y a lo largo de los años nos hemos hecho conocidos, logrando que las instituciones confíen en nosotros. Personalmente, yo logré empezar a manejar mejor mis finanzas desde que formé parte de la organización y las capacitaciones, por este motivo, a mí ya me conocen y siempre me ayudan.
Desde que empezamos a formalizarnos, ha sido más fácil que las instituciones y ONG colaboren con proyectos como el nuestro, esto nos ha permitido seguir creciendo y recibir felicitaciones por nuestro buen manejo financiero.
¿Cuáles considera que son los desafíos y oportunidades para usted y la organización?
Uno de los desafíos actuales es la inseguridad, que afecta tanto a productores como a instituciones. No podemos solucionarlo por nosotros mismos, y necesitamos una guía para superarlo. En cuanto a oportunidades, veo un gran potencial en darle valor agregado al cacao y venderlo a nivel nacional e internacional. Queremos generar fuentes de trabajo para jóvenes y mujeres, promoverlo como el cacao de Esmeraldas, fino y de aroma. Ya hemos logrado ser reconocidos, con una barra de cacao del 70% que ganó la medalla de plata a nivel nacional. Creemos que, con esfuerzo y compromiso, podemos seguir creciendo.
Foto: APROCANE ESMERALDAS